martes, 20 de enero de 2015

Ulises y las sirenas

Probablemente el relato más conocido de las sirenas sea el de La Odisea de Homero.
Después de pasar una larga temporada en el palacio de Circe, Ulises emprende definitivamente el camino a Ítaca.
La diosa, antes de dejarle partir, le adelanta algunas de las aventuras que va a vivir en los días siguientes. La primera de ellas será el encuentro con las sirenas.
Las sirenas han sido famosas seductoras, porque según la mitología eran capaces de encantar con su voz a los marinos con la intención de raptarlos.
Al cantar, parecían ser hermosas doncellas, pero los que sucumbían ante sus encantos, pronto averiguaban su verdadera naturaleza. El canto de las sirenas anunciaba de forma engañosa los placeres del mundo subterráneo.
Las sirenas vivían en la isla de Artemisa, en donde yacían los huesos de los marineros que habían sido atraídos por sus deliciosos cantos.
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Ulises quiso escuchar el canto de las sirenas.
Odiseo (Ulises), hombre de gran imaginación, cuando se iban acercando a la isla temida, por consejo de Circe, ordenó a sus hombres que se taparan los oídos con cera, y él, que no podía con la curiosidad de escucharlas, se hizo amarrar al mástil, con orden de que pasara lo que pasara, no lo desataran.
Al escuchar los cantos de las sirenas quiso soltarse pero sus compañeros no se lo permitieron. Cuenta la leyenda que las sirenas, devastadas por su fracaso, se lanzaron al mar y murieron ahogadas

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